Teníamos el material perfecto,
potencial para reinventar lo bello
cambiar las normas, romper las reglas
fingir que no existía el fallo.
Teníamos ganas,
un plan
y una sonrisa para comernos el mundo.
Lo teníamos todo,
también las dudas y los tropiezos del que lleva toda la vida
andando,
moratones, rasguños, cicatrices, del que sólo ha sabido correr.
El peso en el pecho,
del que lleva toda la vida huyendo hacia delante.
Todo.
Teníamos un final feliz y a la vez el más triste,
la sensación de escribir la precuela antes de la historia real.
el pesimismo que te hace ser realista,
el optimismo que te hace volar.
Volamos siempre tan fuerte,
caímos desde tan alto
que en el rebote, cuando aún subíamos,
confundimos la inercia, con saber volar.
Volamos, si, pero volamos sin saber volar.
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