jueves, 6 de junio de 2013

Gracias!

Hace ya demasiado, hubo un tiempo en el que daba mucho las gracias.
Comparándolo con ahora evidentemente parecían tiempos mejores, o peores no sé, lo mismo eran más vacíos, pero en el fondo me da igual, yo era bastante feliz, una cosa razonable. Lo malo es que yo tuve poco que ver en ese cambio, ni lo provoque yo ni tuve la culpa de volver a mi estado normal después. Básicamente me dejé llevar, y bendito momento en el que lo hice.

Lo más impactante, lo que más me ha llamado siempre la atención, es que me dieran las gracias.
Me explico: 

Viene alguien, te altera completamente tu forma de pensar, te abre los ojos y te hace sentir feliz.
Siempre se reía de mí y sonreía mientras decía: "No eres más que un romántico idealista que intenta negarlo siempre"; ella aparentaba no serlo, y creo que debajo de esa capa de "gracias" lo era, pero qué más da.
Ella era una bonita morena, reservada, con una dulce sonrisa, tan dulce como selecta, no todo el mundo podía presumir de conocerla. Sus preguntas no eran fáciles, y sus respuestas solamente aparentaban serlo. Las conversaciones resultaban realmente interesantes y siempre sabía que música elegir, qué bien que sonaba aquello...

Lo último que conservo, antes de que desapareciera sin más, es un papelito con la palabra que tantas veces repitió, y que tan pocas veces le vi el sentido: "Gracias!".

Y desapareció.

La de vueltas que le daría yo a aquél papel. Nunca entendí a qué venia tantísimos gracias, y a día de hoy sigo sin entenderlo. Pero bueno, con el tiempo aprendí a disfrutarlos y se me fue pegando la costumbre de dar las gracias siempre que me apeteciera, aunque las leyes sociales no lo indicaran, aunque se quedara fuera del protocolo. Y joder, no sé qué mecanismo tenía aquello, no sé cómo mierdas actuaba en mí, pero me hacía sentir feliz, y eso estaba muy bien.

Con el tiempo fui perdiendo esa buena costumbre, y aun que las conversaciones surgen esporádicamente un par de veces al año, la verdad es que nunca le he echado los huevos suficientes para preguntarle por qué tantas gracias... o quizás dárselas yo.

Me dejó un papelito blanco y una muy buena recomendación musical. 
Nada más que añadir.


"Gracias!".




(Entonces nadie conocía a Vetusta Morla, era algo especial)

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