Lejos del constante desgaste
y el mito de la erosión.
Percutiendo el calendario
con ciclo circadiano,
no faltas a la cita.
Gota a gota
día a día.
Ayer
hoy
y es fácil que mañana.
Siempre te reservas unos segundos.
Porque nunca es mala hora
para buscar la dehiscencia en mis puntos,
revisar si alguna herida aún supura.
Sin invitación, sin llamar a la puerta
sin forzar la cerradura ni recibir
resistencia alguna.
Como si te esperaran.
Quizás, lo peor de todo,
asumiendo que hoy,
vas a venir.
A pecho descubierto y sin excusas
armadura o protección.
Sin respuestas que curen la carne muerta.
Con estigmas en las manos
marcas de resurrección
Dejé de entornar la puerta
para entonar un adiós.
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