jueves, 13 de noviembre de 2014

Tenía ese piquito en labio superior
que desaparecía y aparecía
con cada sonrisa.
Que te embobaba haciéndose buscar.
Que la adornaba mejor que cualquier café.

No sabía debatir
ni mucho menos discutir.
Pero tenía,
la más mejor
puta
conversación

que siempre necesité.

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