lunes, 21 de marzo de 2016

Todavía nos buscamos,
como un bebé busca el pecho de su madre
dando bocados a tientas
con sed, con hambre.
Con ese instinto primario
que hace emigrar a las golondrinas
y nos hace volver a casa los domingos.
Con una sensación en el vientre
y en la punta de la lengua un nombre.

Poseídos,
por la tierna sensación que sólo en casa habita el lecho del consuelo
Murmurando lenguas muertas
como hermanas presas en la cárcel de un convento.
Susurrando un viejo eslogan como aliento:
"He vuelto".

Con la frente marchita, de Gardel.
Con la escarcha en el pecho, de Sabina.
Con la duda, cocinada en el infierno.
Y una antigua historia que nos sirva de mantel

Volviendo a volver a volver...
a comerme las migas en tu ombligo.
A dejarme querer
o a pudrirme sin ti en el hastío.